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Chris Bombardier

Chris Bombardier, un escalador hemofílico, se propone conquistar el pico más alto de cada continente

“Cualquiera que sea tu excusa, es hora de dejar de creer en ella”. Éstas son las palabras que dan la bienvenida en el blog de Chris Bombardier “Adventures of a Hemophiliac”. También es el mensaje que reparte por el mundo.

Cuando en 2011 el centro de tratamiento de hemofilia en el que trabaja en Colorado le invitó a ir a Kenia para ayudar a levantar un laboratorio y una clínica, Bombardier aceptó. Fue durante este viaje cuando su sueño de coronar las cimas de las Siete Cumbres comenzó a hacerse realidad. El 3 de Junio de 2011 Bombardier se convirtió en el primer hemofílico de los Estados Unidos en alcanzar el pico Uhuru, el pico culminante del Kilimanjaro, a 5895 metros de altitud. También fue durante este viaje cuando vio la realidad que viven los hemofílicos en países en vías de desarrollo.

La hemofilia es una enfermedad casi exclusivamente de hombres que se debe a una mutación del gen X. Es muy difícil aproximar el número de afectados mundialmente, ya que a menudo se erra en su diagnóstico, especialmente en países en vías de desarrollo. Pero se estima que un 75% de hemofílicos en el mundo no recibe el tratamiento adecuado o no tiene acceso al mismo. Sin tratamiento muchos no llegan a la edad adulta.

A Bombardier le diagnosticaron Hemofilia B Severa durante su infancia. Ésta se caracteriza por una deficiencia en el Factor IX, bien por mal funcionamiento y/o por ausencia del mismo, dificultando la coagulación. El grado “severo” conlleva que haya presente menos de un 1% del Factor necesario para formar coagulo. También conlleva un aumento de riesgo de sufrir sangrados musculares o articulares espontáneos y de mayor gravedad tras un traumatismo.

De niño recuerda no haber podido participar en clases de Educación Física ni béisbol. Pero conforme iba creciendo, su espíritu aventurero crecía con él.

“¡No quiero quedarme en el banquillo, quiero salir y disfrutar todo lo que pueda!”, decía Bombardier.

 

Comenzando la andadura en África.

Durante su primer viaje a Kenia (a día de hoy ya ha estado 3 veces), Bombardier se quedó estupefacto por la carencia de cuidados hacia niños y jóvenes con hemofilia. Para él fue lo más chocante que había visto hasta el momento.

“De ahí viene gran parte de mi pasión por realizar trabajos voluntarios. Simplemente se trata de ayudar como pueda a mejorar la atención y los cuidados hacia los jóvenes, que ahora mismo son inexistentes,” dijo Bombardier.

Cuando Bombardier y su equipo llegaron a Kenia para levantar la clínica, conocieron a un niño de 14 años no diagnosticado que llegó con dolor abdominal y al que practicaron una apendicectomía de urgencia. Tras la extracción del apéndice la hemorragia no se detenía y sus cuidadores se esperaban lo peor. Por suerte, el equipo de Cris le pilló a tiempo, salvándole la vida con la administración de Factor.

En ese primer viaje Bombardier decidió aprovechar la proximidad al Kilimanjaro y abordar la desafiante ascensión, no solo como reto personal, sino para ayudar a concienciar sobre la hemofilia.

“La primera vez que fui al Kilimanjaro no tenía ni idea de si mi cuerpo iba a ser capaz de soportar la altitud, o si iba a ser difícil administrarme factor a esas alturas, o si iba a sufrir muchos sangrados en la montaña,” nos contó Bombardier. “Daba un poco de miedo partir hacia allí con todas esas incógnitas, pero quise intentarlo.”

El reto de las Siete Cumbres llevaría a Bombardier a escalar los picos más altos de cada uno de los siete continentes. Estaba preparado para escalar como medio para concienciar sobre la hemofilia, recaudar fondos para ayudar a jóvenes hemofílicos en países en vías de desarrollo y para inspirar a otras personas que comparten su enfermedad a vivir una vida plena.

 

Superando el reto.

“No puedo creer que ya haya superado cinco cumbres de los siete,” nos dijo Bombardier.

Hasta ahora, Bombardier ha escalado el Kilimanjaro (5893 m) en África, Aconcagua (6962 m) en Sudamérica, Elbrus (5642 m) en Europa, Denali (6198 m) en Norteamérica y recientemente, en abril, el monte Jaya (4884 m), el pico más alto de Oceanía, en Papúa, Indonesia.

Cuando escaló el Kilimanjaro, la primera montaña de su lista, tenía que administrarse Factor IX tres veces en semana, lo que supuso mayor dificultad en la escalada. Con una nueva marca de Factor IX ha podido reducir la administración a una vez en semana, disminuyendo el peso de su medicación considerablemente. Para los 16 días que duró su escalada del Denali, la medicación solo añadió aproximadamente kilo y medio a su equipaje.

Escalar teniendo Hemofilia B Severa, incluso teniendo medicina a mano, conlleva riesgos. Lo que puede ser una lesión menor para muchos, puede llegar a ser devastador durante una escalada, más aún siendo hemofílico. Bombardier resalta la importancia de ir acompañado de personas que conocen su condición, llevar un guía de montaña que pueda administrar factor en caso de necesidad e ir lo más preparado posible para cada subida.

“Hasta ahora, Denali ha sido la subida más aterradora. Tuve que cuidar de que mi medicina no se congelara manteniéndolo a temperatura y a salvo, y la orografía ha sido la peor.”

Hubo una situación crítica cuando unos escaladores que iban por delante provocaron que cayeran piedras por la ladera y una le lesionó el tobillo. Afortunadamente una dosis extra de Factor posibilitó que siguieran escalando, pero fue una situación que les hizo pensar, ya que hubiesen tardado días en volver a bajar la montaña en el caso de no haber podido seguir. Después de un corto descanso reforzaron su alerta para mantenerse seguros durante el resto del trayecto.

Determinación e Inspiración.

Subiendo el Denali
Subiendo el Denali

Incluso las personas con mayor determinación tienen días difíciles, y Bombardier no es una excepción. Pero tiene una experiencia que le gusta recordar cuando tiene un día malo.

La tercera vez que volvió para ayudar en la Clínica Keniana de Hemofilia, se le rompió el corazón al conocer a Onesimus, un niño de 10 años que no había podido caminar durante dos meses, incapacitado por no recibir tratamiento para su Hemofilia. Mientras el niño y su madre se esforzaban por comprender la dolorosa situación, Bombardier se sentó con ellos a charlar y darles ánimo.

Sintió un vínculo instantáneo con Onesimus cuando le dijo: “Yo también tengo Hemofilia.”

“Llevo una foto suya conmigo. Cuando tengo un día malo en la montaña miro la foto y pienso: vale, puedo con esto. Él tiene un día mucho peor que el mío,” nos confiesa Bombardier.

 

Vislumbrando el horizonte.

El próximo reto es el Monte Rainier, y el Everest está en la lista para la primavera del año que viene.

Mirando hacia el futuro, Bombardier nos cuenta, “He aprendido que con un entrenamiento adecuado, puedo hacer realidad algo tan difícil. Ahora, en vez de estar aterrado por el Everest, ¡estoy deseando que llegue el momento e intentarlo!”

Su esfuerzo por animar a hemofílicos en todo el mundo forma parte de su día a día y le mantiene ocupado entre los distintos entrenamientos para las escaladas. Recauda fondos para apadrinar niños con Hemofilia que viven en países en vías de desarrollo, a través de la ONG Save One Life, y localmente anima a los hemofílicos a disfrutar del aire libre en un ambiente seguro a través de Backpacks & Bleeders.

Bombardier dice que una de sus escapadas de escalada favorita de 1 día es a South Boulder Peak, al oeste de Boulder, en Colorado.

“El sentimiento de superación y de compensación del trabajo duro cuando llegas a la cumbre es uno de mis sentimientos favoritos cuando escalo”.

En la cumbre del monte Jaya, 4884 m

*Historia traducida y adaptada de www.purpose2play.com. Para seguir esta y otras historias de superación en inglés, también puedes seguirles a través de su Facebook o Twitter @Purpose2Play.

* Fotos cedidas por el propio Cris Bombardier. Puedes seguir sus logros en adventuresofahemophiliac.com o a través de su Twitter @AdventureHemo.

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